jueves, octubre 20, 2011

Sin decir una sola palabra...

"En tardes como hoy, que parecen ser tan tristes para mi como para cualquier persona, con este clima semilluvioso, con esas nubes oscuras que ayudan a que la noche llegue más rápido y con esta música tan necesaria para estos momentos, es cuando me acuerdo de ella..."

Cuando escucho a Nirvana nunca puedo evitar esa nostalgia, recuerdos brotan de mi mente de forma instantánea, tanto que casi puedo verla como todas las mañanas, sentir esa frescura que emanaba de su cuerpo, esa que todas las mujeres tienen por la mañana, y casi puedo ver esa sonrisa con la que siempre intentaba ocultar cualquier otro sentimiento.

Les voy a contar la historia de una mujer, una compañera, una gran persona, pero sobretodo de una amiga, probablemente la mejor que tuve alguna vez.

Cuando estaba en mi primer año de bachillerato fue cuando la conocí, en aquellos días yo había empezado practicar el novedoso arte urbano del graffiti, bastante amateur y como cualquier estudiante de mi edad seguía las modas de las masas, y que mejor que algo hiciera salir un poco de mi, algo que siempre me había interesado, el dibujo.

Un día mientras estaba en uno de los centros de videojuegos y arcades bastante conocido donde vivía, fue cuando la vi por primera vez, me atrajo principalmente algo que llevaba en su mano. Yo para ese entonces ya me había adentrado bastante en la práctica de los bocetos y me fue imposible ignorar el papel que llevaba en la mano, sin duda eso era un graffiti. Me acerque un poco dudoso y le pregunté si eso lo había dibujado ella, respondió casi al instante: "No." con una gran sonrisa, después replicó que era un dibujo que su novio había hecho para ella, cuando me lo mostró pude observar que era especialmente bueno, se notaba que su novio tenía talento para esto. Después de mirarlo por un rato se lo devolví y le dije que era bastante bueno, a lo que ella respondió con una sonrisa, que también pensaba lo mismo. Sin duda desde ese día me di cuenta que ella era una persona de pocas palabras. Después le dediqué un pequeña pero bien marcada sonrisa, y justo cuando estaba a punto de despedirme de ella me preguntó si yo también dibujaba eso, al parecer noto que yo aun quería decir algo mas pero no sabía cómo hacerlo. Después de eso estuve un tiempo enseñándole algunas de las tonterías que había dibujado, por aquel tiempo aun era bastante malo, pero ella me dijo que se notaba que esto me gustaba mucho, que siguiera practicando y ojalá después le pudiera hacer uno a ella también. Después de intercambiar algunos otros comentarios se despidió con una pequeña sonrisa y se fue con una chava que parecía ser su amiga. La verdad es que durante esa primera conversación ella hablo muy poco, pero dijo demasiado. Tal vez ese sea el primer recuerdo claro que tengo en mi mente sobre ella, pero claro yo estaba en primer semestre del bachiller y ella también y aunque no estábamos en el mismo grupo era bastante obvio que nuestros caminos se iban a seguir cruzando bastante durante los siguientes años.

Tiempo después, unos meses tal vez, llegó el momento de elegir esas clases extras para perder más tiempo del que de por sí ya se pierde en las clases normales, en ese entonces no me interesaba nada relacionado con el deporte así que preferí pasar de cualquier cosa que tuviera que ver con eso, un amigo me insistió que entráramos en danza y pues de inicio no me pareció tan la mala idea. Adivinen quien también entro en esa clase.

Aunque las clases eran los sábados teníamos un profesor bastante holgazán, lo cual al principio no le molestaba en lo absoluto a nadie, probablemente llegábamos a tener una clase al mes, y podíamos sentirnos afortunados si lográbamos tener dos clases en un mes, pero aun así era tiempo suficiente para conocer un poco de lo que había tras esa chica misteriosa y algo seria, pero con una sonrisa bastante simpática.

Mi amigo que me convenció de entrar a esa clase y yo, éramos los que más hablábamos con ella, ahora que lo pienso probablemente éramos los únicos que parecían tener una amistad con ella, a pesar de haber muchas otras mujeres en la clase, creo que eso no lo note hasta mucho después. En fin, siempre nos la pasábamos vagando por la escuela, los sábados no había muchos estudiantes, a veces los de la banda de guerra o algunos de la clase de deporte andaban por ahí pero era bastante raro, entonces podías pasear por donde te placiera, y siempre buscábamos cualquier lugar raro para sentarnos a platicar, nuestras pláticas a veces eran bastante random, otras lo típico cuando apenas conoces a alguien, gustos, preferencias, y costumbres, reíamos, contábamos chistes, nos aburríamos, bostezábamos mucho, nos quejábamos de que nunca llegaba el profesor, de hecho ya teníamos la regla de que si no llegaba en una o dos horas nos largábamos a nuestras casas. Entonces con el pasar de las semanas y mucho tiempo libre nos convertimos en el trío inseparable de esa clase, y entonces los sábados se convirtieron en algo así como un escape de la rutina de los demás días.

Con el tiempo, una vez que te haces amigo de una persona, es cuando empiezas a notar los detalles que antes no veías, esas pequeñas cosas que pueden pasar desapercibidas si no le pones mucha atención a alguien. Por ejemplo el hecho de que su novio, que por cierto no asistía a la misma escuela que nosotros si no a otro bachiller no muy lejos del que íbamos nosotros, de vez en cuando iba por ella al terminar las clases, entre semana por ejemplo, había veces que incluso la iba a dejar a la escuela y después se iba a la suya, imagino que tenía que madrugar bastante y tener mucha voluntad, ya que nosotros entrabamos a las 7am, y seguramente él tenía que levantarse más temprano para alistarse e ir por ella a su casa (en ese momento pensé que se notaba que era alguien a quien le importaba mucho su relación, porque estoy seguro muy pocos harían ese tipo de cosas) en fin, no era algo que yo presenciara diariamente porque a pesar de que vayas con alguien en la misma escuela pero no en el mismo salón es muy difícil coincidir, especialmente a la hora de salida y entrada, ya ni digamos conmigo que siempre llegaba tarde. Así que fueron contadas las ocasiones que llegué a presenciar algo así. Es por eso que durante toda la semana era muy difícil hablar con ella, incluso en el receso, pero a veces llegaba a verla por ahí caminando, siempre se la pasaba con su amiga inseparable, probablemente una de las pocas que le conocía,  iban en el mismo salón y siempre que encontrabas a una estaba la otra a su lado, ella era también bastante risueña, aunque de una forma muy diferente, pareciera que le causaba risa cualquier cosa, no sé cómo explicarlo, tal vez un poco falsa, no lo sé, simplemente no tenía el mismo carisma.

En fin, el tiempo se pasó volando, cuando estás en cierta edad y tienes tantas cosas por hacer, es increíble lo rápido que puede pasar el tiempo, además para beneficio de esta historia será mejor que vaya más adelante. Apenas note que ya estábamos a punto de ingresar al último año en la prepa y había que elegir la rama que se acoplara con la carrera que ya tenías planeado estudiar más adelante, o por lo menos eso se supone, aunque yo a esas alturas aun no tenía mucha certeza ni de a qué universidad tenía pensado ir, menos una carrera, pero eso sí, estaba completamente seguro de cuál era la rama que quería  y sin duda alguna en mi mente entré a esa, pero eso es una historia diferente...

Después de haber pasado dos años al lado de mis compañeros, como es normal, ya estaba bastante acostumbrado a mi clase y la gente con la que convivía día a día en la escuela, entonces es inevitable cuando empiezas un nuevo semestre con gente que no conoces que haya algo de tensión y hasta nervios el primer día de clase, al no saber a qué personas nuevas te encontrarás. Ese primer día está bastante borroso, solo recuerdo que en nuestra escuela no había suficientes aulas, y como mi generación y la que le seguía habían superado los límites de cupo que había en años anteriores a mi grupo lo mandaron a una de las nuevas aulas que estaba destinada a no tengo idea que, pero era bastante grande, y completamente separada de las demás, ni siquiera estaba completamente terminada, digamos que éramos los exiliados de toda la escuela. En fin, en vez de encontrar los típicos pupitres individuales de toda la vida, en su lugar había unas mesas bastante grandes y altas, muy parecidas a un restirador que usamos los que dibujamos planos u cosas parecidas, pero con algunas diferencias, por ejemplo que estos estaban destinados para que el uso de dos personas en cada uno, eso me hizo recordar a la primaria, donde también nos hacían sentar en lugares de dos personas, y por lo general yo jamás congeniaba con mis compañeros de al lado. Lo peor eran esos bancos altos en los que teníamos que sentarnos, solo con verlos ya me dolía la espalda. Por mi mente no pude evitar que pasara un pensamiento de excesivo pesimismo y pereza, de solo saber que pasaría un año en ese lugar tan incomodo y para rematar en la que probablemente es la rama más difícil de todas las que había para elegir, así que yo mismo me estaba dando una sentencia de un año bastante cansado.

Como costumbre, en un salón siempre busco algún lugar atrás cerca de una ventana, para que me dé el aire de vez en cuando y no me quede dormido por una u otra razón, incluso durante el aburrimiento de algunas clases el vagar mentalmente mientras ves hacia afuera es un buen pasatiempo. En fin, aun no habían llegado todos los que estarían en la clase, pero pude ver varias caras conocidas, aunque de hecho la gran mayoría era gente que apenas había visto antes, probablemente era la clase típica de los matados y por eso no estaba la gente que conocía de otros grupos, la mayoría había huido a la rama más fácil, esa que todos toman porque saben que no hay que esforzarse mucho para tener buenas notas, recuerdo que en esa aula ni siquiera cabían por el excesivo número de alumnos, algunos prácticamente tomaban sus clases fuera del salón todo lo contrario a mi salón que era gigantesco, ya bien debieron tomar clases ahí los del grupo excesivo, estoy seguro que en ese lugar hubieran ido de sobra, ya que mi grupo era bastante reducido y probablemente tenía el aula más amplia de toda la escuela, casi podría decir que gozábamos de un excesivo confort si no fuera por lo incomodo de los asientos. Además su salón era el más cercano a la cafetería y el nuestro el más alejado, no hay derecho, que injusticia...

Mi amigo, el mismo que me aconsejo entrar a danza, ahora considerado como mi mejor amigo posiblemente en la escuela, del que no me despegue en toda la prepa, y cualquier tontería que me pasaba siempre estaba ahí para echarme la mano, aconsejarme o reírse conmigo, de nuevo estaba en mi grupo, antes de llegar ahí habíamos hablado sobre que íbamos a estudiar, y al parecer él ya tenía bien pensado su futuro profesional, lo que no era igual conmigo, sin embargo esta vez él no tuvo nada que ver en mi elección, eso hizo que fuera más reconfortante saber que él también estaría en mi rama y seguiríamos otro año más en el mismo salón, ya que para ese momento la mayoría de mis amigos y compañeros con los que más me relacionaba habían reprobado y dejado la escuela o bien se habían ido a otra clase.

Cuando por fin elegí mi lugar, estaba sentado justo en la contra esquina del acceso del salón, solo un lugar adelante del último, tenía una amplia ventana sin protecciones por la que fácilmente podría escaparme cuando quisiera, pero como soy muy vago para eso, jamás lo hice, nunca ni por juego me salí por ahí.  Cuando elegimos lugares pensé que por inercia mi amigo se sentaría conmigo pero todo parece indicar que el destino tenía preparado ese lugar para alguien más. 

Cuando estaba sentado ahí, ya había alguien más sentado atrás de mi, un tipo alto, moreno y robusto, daba bastante miedo solo verlo, parecía como si siempre estuviera enojado, así que preferí pasar de conversar con él por el momento, solo le hice un gesto de saludo con la cabeza y me puse a vagar un rato en mis pensamientos en lo que terminaban de llegar los demás compañeros y por supuesto el profesor, pensé que era increíble que en dos años nunca hubiera notado que un tipo de ese tamaño estaba en nuestra escuela. Un rato más tarde llego mi amigo y al entrar empezó a buscar con la mirada cuando me identifico al fondo del salón se dirigió a mí mientras que saludaba a algunos conocidos, cuando estaba a punto de llegar a mi lugar su mirada se desvió hacia atrás de donde estaba yo y saludó al personaje que mencioné antes, al parecer era un conocido suyo, con el que pasaba bastante tiempo en el centro de computo, recuerdo que en aquellos días, mi atracción por el mundo de la tecnología y el internet no era el mismo que tengo actualmente, en realidad con la vida que llevaba era de entenderse que fuera bastante raro que yo me sentara frente a alguna computadora, incluso cuando de tareas se trataba yo pasaba de usarla, la que tenía en mi casa estuvo mucho tiempo en el olvido. En fin, mi amigo desvió su camino y se fue a sentar atrás con él, imagino que su intención era platicar de algo en particular con él un rato y luego sentarse conmigo, la verdad lo ignoro, y no puse la mínima atención a su plática, de hecho por mi mente no pasó nada en ese momento, yo seguía divagando en mis pensamientos. Para ese momento el grupo ya estaba casi completo, prácticamente solo faltaba que llegara el profesor de la primera clase para que comenzáramos con las actividades del semestre, ni siquiera recuerdo quien fue nuestro primer profesor de ese semestre, solo recuerdo que yo estaba mirando a la puerta impacientemente esperando el momento en que apareciera el profesor y todos guardaran silencio, ya que había demasiada platica y ruido, al parecer yo era el único que no tenía a nadie con quien platicar, o por alguna razón todos los demás parecían conocerse ya muy bien, creo que estaba a punto de empezar a dolerme la cabeza, fue entonces cuando apareció.

Cruzando la puerta se encontraba ella, dirigía miradas de búsqueda, probablemente buscando algún lugar para sentarse, mientras caminaba entre todos los que se encontraban concentrados en sus propias platicas fue avanzando hasta el momento en que nuestras miradas se cruzaron, movió su cabeza en un gesto del tipo "¿también estás aquí?" y dirigió el paso hacia mí. Me pude dar cuenta por su expresión que ella tampoco conocía a casi nadie del grupo, así que imagino que lo que sentía en ese momento era más o menos parecido a lo que sentía yo, esa incomodidad e inseguridad que puede aquejar a cualquiera en circunstancias parecidas. Mientras todo eso pasaba por mi mente, apenas y me di cuenta cuando llegó a mi lugar y sin más se sentó junto a mí. Me dijo algo como: "Hola, creo que se me hizo un poco tarde." Y también le dio un pequeño saludo a mi amigo que estaba atrás y que apenas había notado que ella había llegado, él solo respondió con un gesto raro como de sorpresa.

Me he dado cuenta en tantos años de escuela, que para la mayoría, el lugar donde te sientas el primer día en el salón, es a menos que haya alguna causa de fuerza mayor, el lugar que usaras de ahí en adelante. Es como si se tratara de una sensación de seguridad, y con el tiempo nos terminamos acostumbrando a ese lugar. No tengo idea de cómo ni por qué, pero a partir de ese día y hasta el final del curso y del bachiller, nos sentamos juntos en ese lugar. Algo que por algún motivo, me marcó de cierta forma y me hizo entender y aprender bastantes cosas, cosas de las que me di cuenta tiempo después, mucho tiempo después.

Ese día no tengo ni idea de que pasó en clases, pero recuerdo que estábamos bastante contentos porque ahora nuestro trió inseparable de los sábados sería algo de todos los días. Aunque tampoco hubo mucha platica que digamos, es obvio que nunca habrá la misma confianza con alguien que convives solo un día a la semana que con alguien con quien lo haces diariamente, aunque eso con el tiempo inevitablemente cambió. Ese día me percate lo mucho que habíamos cambiado desde aquel día que nos habíamos conocido, tanto ella como yo, pues claro, después de dos años ya en la prepa, para bien o para mal, es obvio que todos cambiamos drásticamente, la chica que conocí aquel día, era muy diferente a la que estaba viendo ahora, se había vuelto un poco más misteriosa, no sé cómo explicarlo, tal vez reservada, y ahora ya no solía sonreír tanto como antes, pero seguía teniendo ese encanto en su sonrisa, que con solo verla te hacía sentir una gran tranquilidad. Además ahora yo ya me llevaba bien con su novio el que antes probablemente alguna vez me llegó a detestar. Ella por ejemplo había adquirido el gusto y la práctica del graffiti, obvio, teniendo un novio y un amigo como yo que estábamos muy metidos en eso y siendo rayadores compulsivos era casi imposible que algo se le contagiara, sin embargo para ella siempre fue algo más como un juego que otra cosa. Yo sin embargo también había cambiado, ya no era el mismo de hace dos años, después de llevar más de un año en una relación, problemas de otro tipo, y por supuesto la estresante escuela que para mí siempre fue el menor de los problemas, yo era bastante diferente, imagino que ella también lo habrá notado, hay cosas de las que todos nos damos cuenta.

Pasaron los días y nos fuimos conociendo en el grupo, por ejemplo, resulto que el chavo que se sentaba atrás con mi amigo me conocía, sin embargo yo a él no lo ubicaba de nada, pero él decía saber quién era, como me llamaba, donde había vivido y todo eso, en parte tenía un poco de culpa mi padre que era maestro y lo conocían, pero la verdad eso es algo que siempre me ha sacado mucho de onda, me pasa muchas veces que la gente me ubica o me conoce, pero yo jamás tengo idea de quienes son, puede ser por lo distraído que siempre he sido para este tipos de cosas, creo que siempre me la paso por la vida caminando sin voltear a ver quien está por ahí, a menos que cruce palabras con alguien o el destino lo ponga enfrente de mí, podría pasar varios años caminando junto a una persona y jamás darme cuenta de que estaba ahí, ese siempre ha sido otro de mis grandes defectos. Además resultó también que el sujeto era más amigable de lo que parecía, de hecho con el tiempo me di cuenta que era en exceso amistoso, bastante alegre y hasta gracioso, una lección más de ese dicho que tanto me gusta y siempre digo porque es excesivamente real: "Las apariencias engañan", con el tiempo se unió a nuestro grupo y pasamos de ser los tres mosqueteros a el cuarteto implacable jajajaja, la verdad esos nombres me los estoy inventando en este momento xD.

Es gracioso y repetitivo que lo diga, pero es increíble lo rápido que se fue ese año, si me pusiera a narrar todo lo que pasamos juntos durante ese año esta entrada probablemente tendría suficientes caracteres para una novela corta, así que intentaré resumir las partes más importantes de lo paso de ahí en adelante.

Los meses se fueron muy rápido, y entre lo difícil de algunas clases y lo aburrido de otras, los días parecían eternos, pero siempre se hacían amenos cuando platicábamos. A veces entre clases simplemente empezábamos a platicar de música o cualquier tema, después de un tiempo ya había la suficiente confianza como para hablar de cualquier tema, excepto uno que nunca tocábamos, pero todo era normal. Recuerdo que durante las clases ella siempre me regañaba mucho, por ejemplo yo siempre he sido ciego, tengo astigmatismo de nacimiento en un ojo y por ende debo usar lentes para ver con claridad casi todo, pero a mí nunca me gustó usarlos, entonces siempre que batallaba para ver el pizarrón ella me decía que me pusiera mis lentes, que si seguía así me iba a dañar más los ojos, eso era de todos los días, siempre había algo diferente por lo que me regañaba, a veces porque siempre tenía la mala costumbre de rascarme el oído con el lápiz o lapicero, entonces ella decía que me iba a lastimar que ya dejará de hacerlo, en fin, siempre había algo por lo que me regañaba, pequeños detallitos por los que cualquier otra persona jamás se hubiera preocupado o incluso ni los hubiera notado, jamás lo olvidaré: "Ever no hagas esto" o "Ever ya te dije". Yo siempre reía cuando me regañaba y a veces le hacía caso, otras tantas no, pero era una forma de amistad que nunca había tenido con alguien.

Cuando había recesos ella por lo general siempre prefería quedarse dentro del aula, casi siempre sola, aunque me di cuenta que siempre había alguien que la visitaba y platicaba con ella todo el rato, a veces su amiga de toda la vida que estaba en otro grupo, o a veces algún otro amigo con el que se llevaba muy bien, por eso durante ese rato rara vez la veía, yo en cambio, prefería siempre salir a desayunar en los recesos, a ver a mis amigos que se habían ido a otros grupos y ponerme a platicar con ellos todo el rato, echar desma y reírnos de las gigantescas masas que se hacían donde vendían comida y todo mundo se peleaba por comprar algo. Fueron contadas las ocasiones que en algún receso estuvimos juntos, tan pocas que incluso las recuerdo.

Seguía pasando el tiempo y la hora de dejar la escuela se acercaba cada vez más, los últimos meses eran tan de flojera que solíamos irnos mucho de pinta, a donde fuera, hacíamos de todo, ya saben, lo típico de chavos de esa edad, cuando piensas que el alcohol y el desmadre es lo único importante y solo te la pasas hablando de todas las tonterías que hacen tus amigos cuando están juntos en sus loqueras, en fin, el chiste era no aburrirnos en la escuela, incluso hubo algunas veces que se fueron de pinta y yo ni me enteré, a veces andaba metido en otras cosas y ni sabía que andaban haciendo mis amigos del salón, todo pasaba muy rápido, pero las veces que salimos las recuerdo muy bien, eran ratos muy buenos. Claro los sábados también seguíamos asistiendo a nuestras clases que jamás teníamos, uno de esos últimos fines de semana, ya cercanos a graduarnos, un sábado por la mañana no había casi nadie, ni siquiera nuestro amigo, no había mucho que hacer o de que platicar, así que nos fuimos a sentar al pasto bajo un árbol  yo saque mis audífonos y me puse a escuchar música, ella me quito uno y se sentó junto a mí, y así nos quedamos simplemente un buen rato, la verdad no tengo idea de cuanto tiempo haya pasado pero estuvimos escuchamos el álbum Nevermind de Nirvana durante un buen rato, sin decir una sola palabra, sin movernos, solo podía sentir el viento fresco de la mañana, la tranquilidad de una escuela vacía y el sol en mis piernas que no eran alcanzadas a cubrir por la sombra del pequeño árbol bajo el que estábamos sentados, es un momento que no olvidaré, porque me sentí muy cercano a ella, era una amistad tan sincera la que teníamos, que algo como esto lo podías hacer sin siquiera pensarlo. A ella siempre le gusto la buena música, o por lo menos lo que yo considero buena música, y recuerdo que de Nirvana platicamos mucho, me decía que canciones le gustaban e incluso recuerdo que decía que había una que la hacía reír mucho.

Al cabo del tiempo y como era de esperarse por fin llego el tiempo de graduarnos, recuerdo que ese día cuando entregaron los papeles, todo mundo andaba como loco, unos felices, otras llorando, pero yo estaba muy tranquilo con mis dos amigos, solo estábamos ahí parados viendo todo eso alejados del tumulto, ella reía por ver a los demás así, creo que ambos pensábamos que exageraban, de hecho se nos hacía algo absurdo sus despedidas tan emotivas, en cambio nosotros éramos algo más secos en ese sentido, la verdad es que nunca nos despedimos como debe ser, tal vez si acaso algún abrazo, pero nunca llegamos a hablar de cuan buena había sido nuestra amistad, simplemente un día dejamos de vernos, cuando ya no fuimos más a la escuela y ya. Tal vez estábamos demasiado seguros de que nuestra amistad seguiría intacta sin importar a donde fuéramos o que pasara y que en algún momento nos volveríamos a encontrar, y pues no era del todo incorrecto, sin embargo las cosas jamás pasan como un piensa, y la verdad es que si yo hubiera sabido lo que en el futuro ocurriría  si hubiera pensado más las cosas, tal vez hubiera hecho algo más por seguir cerca de una amiga tan importante, de una persona como pocas conoces en la vida.

Pasado el tiempo, yo estaba lejos de Tlapacoyan, me había ido a estudiar a Xalapa, y perdí cualquier tipo de comunicación con ella, la verdad no supe nada sobre ella en mucho tiempo, hasta que un día que había ido a Tlapa estuve platicando con un amigo quien entre tantas cosas que me platicaba me menciono sobre ella, fue entonces cuando supe que había sido de ella, o por lo menos ya sabía que había sido de su vida. En otra ocasión tuve la oportunidad de verla, aunque fue de lejos, quise hablarle, sin embargo ella iba muy rápido y desapareció entre la gente, según mis recuerdos esa fue la última vez que la vi. 

La verdad es que la extraño mucho, tengo muchas ganas de platicar con ella, de que me regañe por algo, o simplemente reír diciendo tonterías como a veces lo hacíamos, ¿qué estará haciendo', ¿dónde vivirá? ya en aquel tiempo que solo la vi de lejos pensé eso, e incluso hasta esta fecha algunas de esas cosas las sigo pensando, quisiera verla. Tal vez se pregunten: ¿Y por qué simplemente no vas a buscarla? no es tan difícil, pero la verdad es que la historia no termina ahí, aun falta el desenlace:

Muy poco tiempo después de esa última vez que la vi, un día mientras me encontraba en mi casa haciendo no tengo idea que, era un día normal como cualquier otro, el teléfono sonó, yo por costumbre siempre soy el que corre a responder así que lo hice, era un amigo con el que hacía mucho tiempo no hablaba, me dijo algo bastante extraño y conociéndolo al principio pensé que solo estaba jugando, pero luego de repetirlo varias veces, me dijo algo como:  "—No es una broma Ever, lo que te estoy diciendo es verdad, créelo", yo seguía diciéndole que no jugara con esas cosas y que dejara estar haciendo bromas tontas, pero después de un rato entendí que eso no era una broma, le dije está bien y colgué.  Me quedé ahí parado pensando un momento, pero luego me fui a acostar porque no me sentía bien, intenté procesar la información pero no pude, mas tarde decidí cambiarme y salir, me fui corriendo hacia donde ella vivía antes, la casa de su familia y cuando llegué a la esquina cercana a su casa pude confirmar lo que intentaba negarme a mi mismo, me quede ahí parado, no supe que hacer, tenía miedo, ni siquiera pude acercarme, solo seguí caminando y pase de la largo. Fui un cobarde, no podía aceptar que la amiga a la que tenía tanto tiempo de no ver, que extrañaba tanto y que yo estimaba demasiado hubiera fallecido, el ver a toda esa gente ahí reunida en el velorio, me hizo entrar en pánico. Aunque al siguiente día volví ya acompañado de unos amigos, no me sentí bien, su cuerpo ya no estaba ahí, ya había sido enterrado y como dije, nunca tuve el valor de despedirme de ella, ese día pude haberlo intentado pero no lo hice, e incluso hoy, después de los años que han pasado aun siento mucha vergüenza y no he tenido el valor de ir a visitarla a su tumba, espero algún día poder hacerlo...

Me gustaría volver a verla sonreír, tan solo una vez más y poder decirle cuánto significó su amistad para mí, decirle que a su lado aprendí tantas cosas y que nunca me podría olvidar de ella, sin embargo nunca más podré hacerlo. Es tan difícil lograr entender este tipo de cosas, han pasado ya varios años de eso y aun sigo sin entender porque simplemente no puedo ir a buscarla y platicar con ella, no lo entiendo de verdad, tal vez algún día logré entender que significa la muerte, pero por ahora solo me queda recordarla y decirles a todos los que leen esto, que una vez existió un mujer que me hizo ver la amistad de otra forma, de una forma más natural y cercana, ni siquiera teníamos que darnos un abrazo o decirnos algo, simplemente era algo que se sentía, y les puedo decir que siempre la voy a llevar en mi corazón, pero también voy a llevar esta culpa encima, de no haber corrido tras ella aquella última vez que la vi, de por lo menos haber intentado acercarme a ella, porque yo la conocía, y a pesar de que ella demostrara siempre estar bien y segura, la realidad es que ella siempre necesitaba a alguien a su lado, para escucharla y apoyarla, recuerdo que un día comprendí ese misterio y sonrisa que siempre mostraba, la realidad, es que tras todo eso, había un mujer frágil y a veces deprimida, que no se sentía bien con la vida, y que a veces todo eso que sentía dentro de ella era tan fuerte que tenía ganas de simplemente dejarlo todo, lo comprendí muy tarde, tal vez ella solo necesitaba de un amigo, de alguien y yo nunca estuve ahí para ella.

 A pesar de todo lo que pasó, yo siempre la vi como una amiga y nada más, las más cercana y sincera que alguna vez tuve, y estoy seguro de que si volviéramos a empezar la volvería a elegir como amiga, porque siempre supo cómo ser la mejor, pero bueno, es hora de terminar, tal vez algún día me perdone, ya llegará el tiempo en que la vuelva a ver, tal vez en la siguiente vida, o que se yo, mientras tanto quiero que me espere por allá donde esté, pues aun tengo que vivir otro rato, pero cuando muera iré a charlar junto a ella, se que volveremos a reír juntos una vez más.

Estos últimos meses han pasado cosas difíciles en mi vida que me han hecho recapacitar sobre temas del pasado, es por eso que escribí esto, la verdad es que cuando mi amiga se marchó fue cuando comprendí eso que muchos dicen y tienen tanta razón: "no he apreciado lo que he tenido, hasta que lo he perdido" gracias a ella ahora entiendo esto, y gracias a eso ahora me preocupo más por las personas importantes que tengo en mi vida, no solo mis amigos, si no todo los que me importan de verdad, así que solo quiero que sepan, que una vez tuve una amiga, la mejor de todas, que me enseñó mucho y de la cual aprendí bastante, gracias Claudia, siempre fuiste la mejor...